A finales de la Edad Media se escribieron en el occidente europeo una serie de relatos de aventuras místicas en torno al legendario mito del santo Grial. Cada una de estas narraciones ofrece una versión diferente o una perspectiva distinta del mito, según cual sea la fuente de información, la cultura personal, la influencia política o la idiosincrasia religiosa del autor. Wolfran Von Eschembach es el único entre todos que aporta o revela el génesis luciferino del Grial, cuya procedencia oculta es el esoterismo cabalístico y de próximo oriente, con el que fortuitamente entró en contacto.
Frente a las conocidas versiones simples de que el Grial es bien la evolución cristianizada del caldero celta de regeneración, bien la copa que recogió la sangre divina de Cristo o bien una metáfora de la antigua diosa perdida, von Eschembach revela la auténtica procedencia luciferina de la leyenda. Este autor alemán profundizará en el esoterismo ancestral y la raíz secreta del mito, aunque lo presentará lógicamente revistiéndolo con los ropajes e idiosincrasia de la época.
Manifiesta que el santo grial en verdad no es sino la piedra luminosa y sagrada ubicada en la celestial frente del divino Lucifer. De ahí surgirá el mito, en todas sus variantes, conectándose e imbricándose con corrientes espirituales de distintas culturas y épocas.
En su relato Lucifer caerá a la Tierra tras su destierro celestial y con él llegará la bendita piedra, transformada luego en mítica copa en una fusión metafórica. Sabido es en simbologia arquetípica universal que una gema brillante en la frente representa la más alta iluminación. Por ello Lucifer es arquetípicamente el portador de la luz, el que muestra el camino o senda divina. Y exactamente igual simboliza el grial, pues la piedra/copa es la portadora o manifestadora de esa misma divina luz.
Es así que Lucifer y Grial se solapan en algunos textos, siendo el segundo la clave o símbolo del primero. El Grial perdido es en verdad la causa luciferina. Lucifer simbolizó y simboliza la luz espiritual rebelde al mito del dios absoluto patriarcal, la rebelión de la libertad espiritual frente al dogmatismo religioso, la ciencia espiritual frente a la superstición religiosa o mítica. Cuando el patriarcalismo se apodera progresiva y despóticamente de los mitos y visiones religiosas, a lo largo del primer milenio antes de nuestra Era, surgirán también las divinidades que se resisten a claudicar ante el paradigma impuestso del excluyente fanatismo machista religioso. Con el tiempo se irá forjando progresivamente la leyenda de Lucifer (adición, evolución y simbiosis arquetípica), que aglutinará distintos paradigmas espirituales de resistencia a la estrecha visión del patriarcado radical.
Lucifer es la esencia de las viejas religiones y divinidades iniciáticas. Lucifer condensa y representa a las antiguas diosas desterradas, a los dioses y arquetipos denostados, a las sendas espirituales liberales perseguidas.
Frente al fanatismo de las religiones monoteistas patriarcales, más radicales e intransigentes aún que las anteriores religiones politeístas patriarcales de milenios anteriores, toma forma el mito del Angel Rebelde. Será el símbolo codificado de las ancestrales diosas y dioses portadores de luz del pasado.
Desde la antiquísima Ishtar hasta llegar a Lucifer habrá un largo camino, habitado por infinidad de diosas y dioses todas igualmente perseguidos y desterrados. La saga de divinidades expulsadas de la cultura religiosa ahora dominante es innumerable. Para el patriarcado religioso serán demonios malignos, pero en realidad no existe más mal que el que produce la mente humana. Muchas divinidades eran sendas iniciáticas de luz y serán estas deidades las que cristalicen en un único arquetípo y transmutadas forjen al fin el mito luciferino.
La luminosa piedra grialiana-luciferina es la esencia de todas las piedras sagradas que simbolicen a la divinidad, la esencia de todos los árboles sagrados, de todos los lagos y fuentes mágicos, de toda iniciación genuina que se aparte de los dogmatismos religiosos de los credos patriarcales.
Lucifer es la verdadera luz, libre de dogmas, rebelde a la luz falsa de los fanatismos y doctrinas impositoras. Lucifer ya no está en el cielo u olimpo de los dioses patriarcales, sino que se halla en la Tierra, penetrando la materia-mente, como siempre estuvo la antigua y milenaria Diosa.
Lucifer es por tanto una enmascaradora metáfora de arquetipos sumamente antiguos, que fueron perseguidos sin tregua durante siglos por las nuevas religiones patriarcales. Pero al mismo tiempo, por todo ello, Lucifer es una luz y esencia espiritual intemporal y verdadera, que se halla escondida tras las brumas de la distorsionada materia, tras las nieblas que se extienden por la confusa mente humana. Durante siglos muchos han buscado el mitificado santo grial, la luz antigua de la iniciación o iluminación genuina, pero se han confundido y se han perdido en las tinieblas o sombras de la mente y en falsos mitos, o han caído en estrechas y limitadas redes de creencias.
La senda grialiana es por tanto una secreta metáfora tras la que se disfraza u oculta la senda luciferina. El santo grial es la luz divina de Lucifer, pero también la sangre secreta de la realidad trascendente. Y Lucifer es la divinidad antigua que muestra el camino a la luz y que se resiste a ser destruida por los dioses creados por la mente fanatizada del patriarcado.
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